[ Cass i Sofia; Incompleto]


El sonido de los cascos martilleando el suelo vuelve a despertar a Baylor. El chico se frota los ojos con gesto cansado  y, tras soltar un bostezo, aparta las mantas y se pone en pie. Alarga las manos hacia el suelo y busca a tientas sus botas; al levantar la cabeza su nuca impacta con el canto de la mesilla de noche improvisada que le hizo su padre con cuatro tablones de madera y un par de clavos.
- ¡Ay! –el sonido de su voz provoca el relinchar de los caballos en la parte inferior del establo.
- ¿Qué ocurre? –su hermana, Blair, levanta la cabeza de entre las mantas, y tras parpadear un par de veces consigue enfocar la vista y localizar a su hermano entre las sombras del altillo.
- Shhhhhht –sigilosamente, Baylor camina hacia la barandilla y asoma la cabeza para comprobar que los caballos siguen calmados, y se dirige a Blair –vuelve a dormirte, sólo ha sido un golpe.
Cuando la muchacha cierra los ojos de nuevo, Baylor sigue con la vista fija un minuto más en la cara almendrada de su hermana, para comprobar que verdaderamente ha recaído en el sueño. Sus párpados tiemblan un breve instante ante el cosquilleo insistente de un mechón de pelo negro mal colocado. Su hermano se acerca a su camastro y le retira cuidadosamente la greña rebelde. Nota cómo Blair sonríe en sueños y se revuelve bajo las mantas, buscando una posición más cómoda en la cama.
Solo entonces, Baylor se atreve a bajar por las escaleras al establo, en la parte inferior de la casa, intentando hacer el menor ruido posible, sabedor del sueño ligero de su padre. Pero en el último momento, un crujido inoportuno corta el silencio, y los ronquidos provenientes de la habitación de su padre se interrumpen.
- ¿Baylor? –la voz grave y profunda de su padre, acompañada de los nerviosos resoplidos de los equinos asustan al chico sobremanera.
- Sí, papá, soy yo –responde Baylor entrando en la cámara de su padre –siento despertarte, ya no podía dormir más.
- Es igual –suspira Jack, el padre del muchacho, incorporándose en la cama -. Tengo que ir a por grano para los caballos antes de que el chorizo de Charlie vuelva a quitarme los mejores sacos…  - un increíble bostezo lo obliga a hacer una pausa -. Bueno, ya sabes.
-Sí, no te preocupes, yo me quedaré por aquí  - sonríe Baylor.
El hombre se levanta ágilmente de la cama, y se despereza ruidosamente estirando los brazos, tan grandes como el cuello de Baylor que mira con los ojos abiertos como platos los increíbles bíceps de su padre.
-¿Dónde está Blair?  - pregunta Jack.
-Aquí, papá  - Blair baja los escalones de madera, barriendo el suelo con las faldas de su largo camisón de noche -. No sois muy discretos, por no decir silenciosos  - comenta la chiquilla, recogiéndose la melena negra con una cinta de cuero.

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